jueves, 20 de mayo de 2021


LA EUTANASIA ASISTIDA: UNA SOLUCIÓN NECESARIA EN PERÚ.

Cuando en Agosto de 1972, a raíz de un accidente automovilístico quedé parapléjico, es decir paralizado de los miembros inferiores y muy limitado de los superiores, tenia entonces 29 años, empecé una larga lucha que hasta hoy tiene 49 años, para conseguir sobrevivir en medio de una sociedad terriblemente excluyente, no solo de quienes padecen limitaciones físicas, como es mi caso, sino de personas que carecen de medios económicos para sobresalir y conseguir un status dominante en un mundo, repito,  elitizado, de tal modo que quien no dispone de privilegios es relativamente infeliz, aunque la felicidad total no existe, sin embargo hay una forma promedio de vivir, que le permite al ser humano considerarse medianamente satisfecho, realizado, complacido, pero ni a eso llegamos muchos peruanos.

Uno de mis hijos me dice, que la complacencia es la forma excelsa de conseguir la felicidad y que solo quien encuentra complacencia en todas sus necesidades, podría decir que es feliz, no concuerdo con su forma de pensar, aunque no puedo negarle algo de razón, porque en cierta forma todos buscamos eso, complacencia a nuestras aspiraciones.

Personalmente creo haber cumplido todo cuanto aspiré, no creo haya dejado algo sin tener la forma de haberlo complacido de alguna manera y en eso si comulgo con mi hijo, claro está con las limitaciones que corresponden a la sociedad en la que vivo contextualmente, no podría tomar como referencia una sociedad ajena, sería cosa de nunca encontrar final, ya que siempre estaría en permanente búsqueda, un circulo vicioso de nunca acabar.

De modo que tomo como referencia mi país, un promedio de forma de vivir, cultural, espiritual y económicamente hablando. He llegado a la conclusión que no se necesita disponer de millones, para decir que uno puede sentirse plenamente satisfecho en todo, creo que con poco dinero puedes encontrar satisfacciones, cultural y emocionalmente.

Sin embargo me tocó una forma muy particular de vivir, con limitaciones que no tiene el común de la gente, no caminar, no saltar, bailar, hacer deporte, aunque si tenía actividades que otros no tenían, no obstante estar aparentemente "normales", de modo que no necesariamente se requiere de “normalidad física” para ser relativamente feliz y eso le dije a mi padre cuando me bajaron del avión en el que me trajeron de Arequipa: "Padre, no se necesita caminar para triunfar"

He tenido experiencias que me permitieron decir que conseguí llegar a mis objetivos, los que tuve desde niño, por ejemplo tener un grupo musical tipo “Los Iracundos” o “Ángeles negros”, lo formé, he dirigido, tuve presentaciones e interpretando mis propias composiciones y eso sucedió por cerca de diez años, de modo que lo realicé e interrumpí a mi voluntad.

Luego diseñé mis propios proyectos, los ejecuté y algunos tengo aún funcionando, otros los dejé pero reanudaré dentro de poco y he escrito música de muchos géneros, he escrito cientos de comentarios sobre la realidad peruana y algunos ensayos sociales, psicológicos, espirituales, he hecho radio, como también he estudiado muchas materias, unas de manera autodidacta, otras escolásticamente, es decir obteniendo títulos y diplomados.

Sin embargo hace unos años empezaron a ser más patentes los dolores físicos y nerviosos, como el dolor neuropático y luego la tendinitis del hombro derecho, que amenaza aparecer también en el izquierdo, lo cual limitaría enormemente mi vida, más aun con el abandono en el cual me encuentro, de parte de la seguridad social de mi país, un abandono casi criminal, que nadie corrige, ni siquiera con ayuda del Congreso de la república.

Entonces, solo una persona que sufre día a día los dolores, secuela de muchas enfermedades, puede dar testimonio de la necesidad de parar el sufrimiento propio y también el de la familia, como de la misma sociedad, cuando ésta es sumamente insensible.

Hace unos años escribí sobre la necesidad de la Eutanasia en Perú y en pocas horas se concretó la idea, con la Bancada “Dignidad y Democracia”, quienes bajo el liderazgo del Congresista Roberto Angulo, presentaron el proyecto de ley referente a la Eutanasia en Perú, lamentablemente no fue considerado.

Perú necesita legislar sobre este tema, porque en nuestro país hay miles de personas que pasan por esta realidad, yo la conozco desde el año 1973, en que la vi por primera vez, en ancianos en una casa de reposo, donde me tocó convivir con ellos, mas nunca imaginé que alguna vez tendría yo que vivir esa realidad y sufrirla, pero con esa misma dignidad quisiera dejar de sufrir y dejar de hacer sufrir a mi familia, en su debido momento.

Es muy duro convivir con el dolor día y noche y las limitaciones consecuentes, aunque lamentablemente es algo que podría tener solución, pero en Perú, en particular la seguridad social, se ha comportado siempre de manera indolente y abúlica, dejando de hacer lo que saben deben hacer. 

Es penoso conocer médicos que sufren la frustración de no poder hacer lo que aprendieron en las aulas universitarias y luego en la práctica hospitalaria, por una serie de limitaciones, una es la fármaco-terapéutica, si, limitados por el famoso PETITORIO, el cual es mal denominado, porque en realidad es el ofertorio de lo que EsSalud indica puede dar como alternativa fármaco-terapéutica, es decir medicinas paliativas que apenas podrán brindar algún alivio temporal, mas no curación definitiva a las enfermedades que son recurrentes en el ámbito de la seguridad social.

Justamente debido a ello es que los médicos honestos dirigen la petición de medicamentos y otros medios para conseguir la curación de sus pacientes, pero lamentablemente se ven limitados, penosamente excluidos de poder ejercer la profesión, al no disponer de todos los medios suficientes para hacerla efectiva y curativa.

Por otro lado las limitaciones tecnológicas al no disponer de aparatos de última generación para diagnosticar y también para realizar terapias adecuadas, llámese tomógrafos o equipos de radioterapia por ejemplo, o equipos de laboratorios funcionales y modernos, que permitan llegar a diagnósticos certeros. Solo por esas carencias es que el dolor, el sufrimiento es patente y está presente en los millones de pacientes que atiende EsSalud, en todo el territorio nacional.

Entonces el sufrimiento se hace vigente en el día a día de los pacientes asegurados y llega el momento en que ya nada podrá evitar la desesperación y las ansias de terminar esto, de ya no seguir soportando porque ya se llegó al límite de la resistencia y de la esperanza de curarse, es entonces allí donde empieza la postración definitiva de la persona y el deterioro total de su organismo a todo nivel y el sufrimiento es más patético, entonces consideramos allí muy oportuno recurrir a la Eutanasia, porque ya no hay remedio para esa persona y lo único que hace es sobrevivir ayudado por elementos ajenos a su organismo, alimentación enteral, trasfusiones, oxígeno, sueros, de modo que al ser desconectado de estos elementos externos esa persona moriría, es allí donde debe intervenir el especialista, en este caso sería el geriatra u otro especialista que tendrá que asistir al paciente procurándole confort en sus últimos días u horas de vida.


Seguramente aparecerán argumentos religiosos, dogmáticos inclusive biológicos que negarán esta posibilidad pero dependerá entonces de los argumentos de quienes defendamos la Eutanasia como una forma digna de morir. Yo apuesto por ella.

 

www.peruesmas.com/eutanasia.htm

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