Pobladores del Valle de Tambo, lean ésto por favor.
PERÚ ES UN PAÍS DE AGRICULTORES.
La riqueza de un país se mide entre otras cosas, por la cantidad y la calidad de tierras irrigadas que posee, ello le permite tener suficiente alimento a disposición, y posibilidad de exportarlo, pero CON VALOR AGREGADO, no como insumo.
Perú es doblemente bendecido, porque además posee una extensa franja costera, más de 3,000 kilómetros, que lamentablemente están siendo depredados por flotas extranjeras, ante la indiferencia de nuestras autoridades.
Hay en muchos valles costeños un comprensible clamor, porque desean sean irrigadas sus tierras, ya que son conocedores que esas tierras eran productivas. Nuestros ancestros, un pueblo por excelencia agricultor lo hacía, pero hoy existe un enemigo que por entonces no existía, las transnacionales mineras y los delincuentes encaramados en los diversos gobiernos.
El agro desarrollaría en Islay u otro sitio si se dispondría de agua, sobre todo libre de impurezas y si los minerales no siguieran extrayéndose tan alegre e irresponsablemente de nuestro territorio.
Humboldt descubrió que nuestro territorio era rico en minerales, de allí que la brújula del barco en el que viajaba se volvía loca y aunque la frase no se asegura era de él, pero es acertada: "Perú es un mendigo sentado en un banco de oro" esta frase describe muy bien a nuestro país.
La provincia de Islay tiene un enorme y fértil territorio, el mismo que podría ser "reconquistado" para sembrar, más para ello se requiere agua y es el elemento más escaso en la provincia, por acción de la minería que lo ha derivado para su ingente uso y luego lo devuelve contaminado, causando con ello doble y fatídico daño, sequía y contaminación.
Somos herederos de una cultura agrícola, que también se dedicó a la minería, pero lo hizo con inteligencia y respeto, sobre todo sin ambiciones y respetando la naturaleza.
Los Incas supieron manejar muy bien el fenómeno del Niño y conocía la riqueza de minerales que existía, y que justamente proveía ese poder de fertilidad y prodigalidad.
Hoy la tierra ha sido disminuida de ese poder mineral, sus aguas han sido envenenadas y las tierras disminuidas en extensión de cultivo y en calidad de las mismas. Perú ha sido vulnerado en su más grande potencialidad, su capacidad agraria.
Aparte debemos observar las aguas subterráneas y humedales que permiten también esa frugalidad y condición especial, más aún para ciertos cultivos que requieren de bastante humedad. Pero éstos humedales y cursos de aguas subterráneas, también han sido envenenados y son consumidos de manera ilegal.
Entonces el agro peruano estaría siendo destruido, menguado y su fruto mal comercializado, ya que se vende lo de mejor calidad, a bajos precios y como insumo para la industria extranjera. Lo de mejor calidad restante es derivado a los mercados de gente pudiente, llegando al pueblo en sí, los desperdicios.
Debería lucharse por conseguir sean respetadas las aguas para cultivo y consumo de ganados y humano, como también que los frutos de la tierra excedentes reciban VALOR AGREGADO y así sean exportados.
Esto proveería numerosas fuentes de trabajo, tanto que sería necesario traer gente del exterior, pero gente calificada, como también procuraría ingentes ingresos fiscales y sobre todo riqueza al productor.
Perú está siendo depredado de manera irresponsable, diríase delincuencial, ya que se están contraviniendo normas de sanidad, de salubridad ambiental, se está destruyendo un país con la autorización corrupta de sus gobernantes. Se está saqueando de manera irrespetuosa, contrariando leyes, inclusive liberando de impuestos a una actividad que está enriqueciendo a empresas transnacionales, que están haciendo lo mismo en otras latitudes y que luego los subproductos de estos insumos son importados por nosotros, lo cual ya constituye una burla del destino.
Leyes 27623 y 27624 por ejemplo, que cada año se prorrogan, eso sería traicionar a la patria.
LEAN UDS. POR FAVOR:
Jorge Paredes Romero.
Periodista y humanista peruano.