Crisis económica o moral.
Ciertamente estamos experimentando a nivel mundial la expresión del enorme crecimiento tecnológico e industrial, no lo podemos negar, vemos cada semana aparecer nuevos aparatos y productos que lanzan al mercado los países industrializados.
Lamentablemente estamos también siendo testigos de la pérdida de valores, sociedades enteras estarían siendo arrastradas a una involución, como contraparte del progreso tecnológico.
Pero en el afán de conseguir los insumos para estos avances y logros tecnológicos e industriales, se habrían ocasionado daños terribles a los ecosistemas de países de donde se vienen extrayendo minerales y combustibles, a la vez que en esos mismos países se estaría obteniendo grandes cantidades de alimentos y diversas fibras para confeccionar ropas, insumos primarios que son saqueados a precios muy bajos y a costos demasiado altos en cuanto al daño que se ocasiona en los procesos de extracción.
Al mismo tiempo y a nivel mundial, se ha venido denunciando y descubriendo una corrupción imparable, la misma que estaría minando democracias y destruyendo la gobernabilidad de estos países del llamado tercer mundo, que son justamente los países que exportan su producción vía TLC, con el apoyo de políticos que le habrían dado la espalda a sus naciones, sirviendo más bien a los intereses de los poderosos.
Ya lo vengo diciendo desde hace años, que se estaría produciendo a la vez un gran desarrollo científico e industrial y por otro lado una involución moral, debido a la influyente corrupción que habría invadido el mundo, al imperio del mal y es que desde hace siglos de estaría desarrollando un gran conflicto entre el bien y el mal.
No hay ánimo de querer recuperar la paz social que antes teníamos, allá por los 50, 60 tal vez, porque a partir de allí se habría dado el fenómeno de corrupción de manera creciente e imparable y tal pareciera que la humanidad se habría dejado arrastrar por lo que es torcido, malo, dañino, perjudicial a la familia y a la persona, lo que multiplicado ha venido destruyendo la paz social de la que disfrutábamos allá por los 50.
Por otro lado habría surgido una avidez a comprar y comprar, aún cosas que no son necesarias de inmediato, simplemente lo hacemos por comprar. Tenemos los roperos y las comidas repletas de ropa que no usamos, de zapatos que van pasando de moda.
Al mismo tiempo vemos la aparición de nuevas enfermedades o el rebrote de dolencias que dábamos por vencidas. Ya las medicinas no curan, solo calman los síntomas, muchos estarían recurriendo a la medicina natural y estaría surgiendo una corriente que viene negociando con ese tipo de medicamentos.
Es el llamado consumismo y podemos ver en diarios y revistas, como también escuchar radios y ver televisión con muchísima publicidad, empujando a la gente a comprar a cambiar de auto rápidamente, a comprar ropa y a nuestros niños a que compren golosinas y comida chatarra.
La inseguridad ha crecido, las noticias abundan en delincuencia y aun dentro del ámbito familiar, vemos casos de padres, hijos, madres e hijas involucradas en diversos crímenes y delitos que antes no se daban.
Lo más grave es que la gente habría quedado como adormecida, confirmada a esta situación, indolente, pasiva, inactiva, ello estaría dando lugar a la desnaturalización de las personas, a la irresponsabilidad, dejando de lado la tarea formadora e instructiva que tuvieron nuestros padres. Los padres de hoy se habrían dejado llevar por esa corriente conformista y la ausencia de disciplina estaría presente en las escuelas y las instituciones, que antes se preocupaban por el orden, el respeto, la urbanidad y las buenas costumbres.
¿Qué hacer? ¿Cómo ponerle fin a esta crisis, al caos, que tras una "pandemia" habría quedado como secuela social?
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