viernes, 8 de abril de 2022

No todo lo que brilla es oro.

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Mi via crucis empezó un 6 de agosto de 1972, cuando por un extraño accidente resulté en el fondo de la Quebrada de Guerreros a la entrada a Mollendo, región Arequipa. 

Era alrededor de las 8 am. y viajaba de pasajero en un automóvil que salió de Arequipa muy temprano. Yo estaba dormido, estábamos ya cerca a Mollendo, no sé lo que sucedió pero desperté en la cama del hospital "Manuel de Torres Muñoz," del entonces Seguro Social de Perú.

Estaba allí mi tía Josefa, el Dr. Velarde médico de la familia y personal del hospital.

El Dr. Velarde tocaba mis pies y me preguntaba 

- ¿Sientes? Y yo le respondí así: 

- No doctor, y sé lo que tengo ¡Paraplejia verdad? 

Asintió con la cabeza y cruzaron miradas con mi tía Chepa.

A partir de ese momento comprendí que mi vida había dado un giro de 180 grados y tendría que enfrentar nuevos retos y desafíos para lo cual quiza no estaba preparado. 

Me dijeron que esperaban una ambulancia que me llevaría a la ciudad de Arequipa, porque en ese hospital no había el especialista que se necesitaba para mí atención, una laminectomia, lo cual debía hacerlo un neurocirujano. 

Me sorprendió que ni siquiera tenían una ambulancia operativa, que me trasladara a la ciudad de Arequipa, distante a 120 kilómetros de Mollendo. 

No recuerdo cuanto transcurrido pero tengo en mi mente las imágenes de cuando me subieron a una ambulancia y me acompañaba mi tío Juan Najarro, quien al subir se golpeó la cabeza.

Ya en Arequipa, me operó el Dr. Gustavo Rondón Olazabal, quien era mi profesor en la Facultad de Medicina de la UNSA, Arequipa.

A los pocos días, al salir de una de las pruebas en la mesa basculante para ver el recorrido del líquido cefalo raquídeo y según ello ver si la operación había sido exitosa, me dió la mala noticia que los resultados eran negativos, la compresión medular a nivel dorsal 8 continuaba.

De modo que no podría caminar, de todos modos indicó rehabilitación la cual recibía de un tecnólogo que era parte del personal técnico del equipo de fútbol Huracán, quien me dió directivas y me animaba.

Pasaron unos días y me trasladaron a Lima, donde me recibió mi padre a quien le dije: "Papá, no hace falta caminar para realizarse". Después de ese encuentro transcurrieron ocho años hasta que mi padre pudo verme independiente y aunque no caminaba pude realizarme.

Ya en Lima me internaron en una clínica de renombre, a cargo del Dr. Gonzáles Portillo, quien dijo realizaría una segunda laminectomia. 

Uno de los que le acompañaron en quirófano me confío que no hubo nada que hacer, simplemente abrieron y volvieron a cerrar, ya que una laminectomia solo tenía éxito su se realiza en horas o un día del accidente, luego de un mes, nada que ver. 

Veinte mil soles de la época más los gastos de clínica para nada. De pronto el médico recordó que era jefe del piso de neurología del hospital público San Juan de Dios del Callao y allí fui trasladado dónde pude apreciar el trato a los pacientes.

Un día una mujer ingresó a la sala y me abrazo diciendo: "Hijo, soy tu madre" por primera vez en mi vida pude tener a mis padres juntos, conocerles en esa circunstancias no era una experiencia feliz pero lo viví por ocho años, hasta que mi padre falleció en 1980.  

Crecí en poder de mis tíos en Mollendo, hasta los 20 años en que me independicé totalmente. Trabajé un tiempo en Mollendo, en una agencia de aduana, Donnelly y luego en Ilo en una pesquera.

A los pocas semanas de conocer a mi madre un diario público un titular, "Escritor arequipeño está hospitalizado..." una entrevista que dió a conocer a mi padre que yo era asegurado.

Al día siguiente una ambulancia me trasladó al hospital Rebagliatti en donde me operaron de una herida y me indicaron un soporte ortopédico equivocado, según más tarde me dijo la Dra. Rebaza. Debieron haberme indicado un soporte con banda pélvica y no uno con apoyo izquiatico, lo cual fue un error que provocó una herida en el izquion derecho lo cual me persiguió todo el resto de mi vida. 

Lean este enlace, donde hace años relaté con detalles, lo que me ha sucedido en estos cincuenta años con EsSalud (1972-2022), pero cada mes es un suplicio tener que esperar, escribir, mendigar por medicinas e insumos a EsSalud.

http://peruesmas.com/comentarios/0234.htm 


Ya me cansé de esto y mucho más, ya que la falta de medicamentos e insumos me produce mucho sufrimiento. 

Detrás de todo esto habría algo muy grave, he querido conversarlo, he escrito numerosas veces a Presidencia y varias gerencias de EsSalud sin obtener respuesta.

Veré la manera de poner fin a esto, reitero ¡Ya me cansé! de vivir cada mes mendigando.

Jorge Paredes Romero.

DNI 10380914 

WHATSAPP: 9985 62797

arielperu@gmail.com 


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