miércoles, 16 de marzo de 2022

Mi vida fue truncada...

  

Hoy a los 79 años, escribo sobre lo que quizá a muchos sorprenda, pero creo que hacerlo es bueno, han pasado muchos años ya...
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Si, este el de la foto, era yo en los años en los que me entregué por completo a estudiar Psicología en la "Universidad San Agustín de Arequipa."

Era el año 1971, tenía 28 años y se me ocurrió escribir un ensayo, buscando la reforma carcelaria y la inclusión del Psicólogo Jurídico, como parte del proceso de justicia y rehabilitación del que había cometido faltas contra la sociedad.
"La casa del jabonero"

Durante todo un año trabajé en ello y cuando se publicó empezaron a suceder en mi vida, una serie de acontecimientos que la convirtieron en un desafío.

Todo se volvió entrevistas, conferencias, presentaciones en diversos foros, propuestas de la misma universidad, etc.

Hoy, después de cincuenta años de haber sucedido aquello, luego de haber resistido una existencia cargada sobre todo de mucho dolor, que ahora se ha convertido en un diario martirio, que solo un médico especializado y sensible lo puede comprender, reacciono y empiezo a darme cuenta de haber vivido todo esto, de forma quizá tan extraña, como si hubiera sido marcado por un designio, que me ha provisto a su vez del valor suficiente para resistirlo, me dicen es resiliencia.

Lo cierto es que el dolor neuropático, como es denominado lo que me sucede, es algo que resulta un martirio tal, que hasta hoy logré sublimar con ésta labor tesonera de buscar justicia social, pero que el tiempo se ha encargado de contradecir y hacer que las injusticias se hayan acrecentado a tal extremo, que ya forman parte del diario vivir de muchas personas, es como si nos hubiéramos acostumbrado a convivir con ello y con la corrupción.
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Esto se origina en un extraño accidente sucedido en agosto de 1972, luego de haber sufrido dos atentados contra mi vida, de los cuales resulté ileso, sin embargo ésta vez, luego de la volcadura del vehículo donde viajaba, resulté al fondo de la Quebrada de Guerreros en Mollendo, desde entonces vivo con la parálisis que me ha conducido veintiséis veces a quirófanos y logré superar tres septicemias, cada cual más peligrosa que la otra, aunque una habría sido suficiente para matar,  como habría sucedido con muchísimas personas..
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No han sido fáciles estos 50 años, al inicio casi dos años hospitalizado, luego siete años con mis padres, de allí estuve solo por cinco años, estudiando y formando mi vida, para luego desde 1985, por 37 años, haber tenido la compañía y dedicación de mi esposa y nuestros hijos. 

Un extraño designio más todo esto, me habrían permitido llegar hasta hoy, cuando con casi 80 años de vida, sigo comprometido con lo que empezó con una promesa a los 16 años en Mollendo, y es luchar por justicia social.

Cuando estuve en la universidad, mi afán era que existiera la especialidad de Psicología Jurídica y fueran ellos los que evaluaran el caso de cada inculpado y que luego asumiera un rol en la rehabilitación del sentenciado, lo que en verdad haría falta dentro del quehacer profesional del Psicólogo el día de hoy. 

Sin embargo, esta es tarea de los Psicólogos y otras profesiones, los que deberían preocuparse porque esto sea una realidad.

Hoy, después de 50 años, he visto la involución de la humanidad, la que ciertamente habría logrado destacados avances en tecnología, sin embargo la naturaleza y la sociedad habrían sido duramente maltratadas y estaríamos a puertas de un desenlace que a muchos sorprenderá y serían sucesos que una parte de la humanidad tiene en su reflexión, porque lo hemos estudiado.

Cada día es un reto, mis labores en Aduspe (Asociación en defensa del usuario peruano) es lo que más absorbe mi tiempo, también el estudio y reflexión de textos bíblicos que a diario comparto con Uds.

Cuando me sucedió el accidente estaba cursando el cuarto año de la carrera de Psicología, en algún momento acudí a la universidad mas ésta no apoyó mis deseos de culminarla, mas aún ahora que la virtualidad se ha convertido en un camino, para que muchos logren sus aspiraciones.

Muy aparte estudié Psicología Empresarial, también Técnicas de la educación y cursé estudios de Podología y Kinesiología en Institutos de Lima.
Lo hice para apoyar trabajos de investigación sobre Digitopresión sobre lo cual registré en la Biblioteca nacional, un pequeño Tratado sobre Reflexología.
También en forma autodidacta Informática, diseño y posicionamiento de páginas web.

Lo que día a día me acompaña es el dolor neuropático que es terrible y la conciencia de mi partida y dejar a mi familia, son dos sufrimientos que me acompañan. Soy consciente de que algo sucederá en breve y procuro estar preparado.
No se imaginan cuán duro es ello...

Lo dejo ahí por ahora...

Jorge Paredes Romero
Periodista y Humanista peruano.
           escritos.peruesmas.com 
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www.peruesmas.com
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