16 DE ABRIL DE 2008
Cada día se me hace más difícil comprender hasta dónde puede llegar la falta de tino de la humanidad, para entre otras cosas convivir en armonía, buscando la forma de hacer de este planeta un lugar solidario y de esperanza. Desde donde Ud. se encuentre, podrá apreciar noticias que nos hace pensar que el ser humano ha perdido el juicio, que los padres, maestros y líderes han perdido la capacidad de enrumbar a su familia y a las masas hacia conceptos y valores positivos, que procuren sana convivencia a la gente de todos los países, razas y lenguas.
Nos llena de profunda tristeza saber que cada tres segundos muere de hambre un niño en el mundo, que en Europa los inmigrantes latinos son maltratados; que en Rusia los estudiantes latinos son torturados hasta la muerte; que en EE.UU. existe una corriente xenófoba hacia los hispanos, más aún en estos momentos de crisis económica en dicho país; que a cada instante muchos ancianos son despreciados por jóvenes insensibles, aún por su propia familia; que muchos enfermos son maltratados, al negárseles condiciones dignas de vida.
Nos entristece saber que muchísimos jóvenes y señoritas irresponsables, acepten ser burriers, por ello son encarcelados al encontrárseles droga en su cuerpo o valija; que los niños de diversos países latinos son educados bajo falsos criterios programáticos y por maestros que carecen de profesionalismo y buena ética y adecuados valores; es doloroso saber que muchos niños, incluso recién nacidos, son abandonados en basurales; que los sistemas de salud de algunos países son obsoletos para atender las necesidades de diversos sectores sociales que lo requieren, que los sistemas de seguridad social de otros países se burlan de sus aportantes o asociados y que dichas instituciones sirven solo para proveer empleos a personajes ligados a la política, pero son ajenos a brindar seguridad y salud a quienes lo necesitan; que muchas jóvenes, niñas y niños son prostituidos, aún por sus propios familiares.
Es doloroso esto y mucho más, saber que cada día muchos personajes se postulan para ocupar cargos importantes en diversos países, ahora mismo en EE.UU. están en las primarias de siempre, para decidir quién los representará en la vuelta final por la presidencia de ese país, organismo que no hace sino entrometerse en la vida de los demás y sostener su economía en base a devaluaciones y hecatombes financieras en los demás países.
Pero ¿hacia dónde vamos? ¿Hacia dónde orientamos las rutas de nuestros hijos? ¿Qué mundo les espera? No se trata solo de lo que tú como padre puedas hacer por ellos, sino también lo que esta sociedad expone delante de sus ojos y oídos, delante de su apreciación intelectual, para que ellos tomen sus propias decisiones. Las sociedades de hoy, mercantilistas, consumistas, utilitarias y competitivas solo les enseñan a ser eso mismo, deshumanizándolos, quitándoles la esencia de la humanidad que es la solidaridad, contentamiento, naturalidad y sana convivencia.
Hoy las naciones están contendiendo por límites terrestres, marinos o de espacio aéreo, desarrollan proyectos industriales que contaminan cursos hídricos, que perjudican al vecino; elaboran proyectos de guerra como si fuera un estudio de Hollywood, por hidrocarburos que les resultan vitales para sus necesidades energéticas; grandes mercados comerciales son disputados con medios nada éticos y los mercaderes de la guerra, los traficantes de armas son los que se enriquecen de estas conductas, siendo ellos los guionistas de estos montajes, en los que mueren miles de personas, incluyendo niños y madres que nada tienen que ver con esas guerras, solo porque les tocó nacer en un país donde existe petróleo o algún mineral que es requerido por las transnacionales, al final solo los mercaderes de la muerte, los políticos comisionistas, incluyendo los generales corruptos, son los que se benefician, el pueblo es el que siempre sufre.
Todo es válido para estos señores, la diplomacia es un remedo y los organismos internacionales se transforman en tribunas manipuladas por ellos mismos, en donde ejercen el “zapatazo”, para dejar sentado que son ellos los amos de la situación y que nadie podrá oponérseles. ¡Aquí mando yo, tú te callas…! Son ellos los que se han aglomerado en grupos de poder que lo deciden todo en la faz de la tierra, por ejemplo el Club de Bilderberg, los demás solo son los llamados a obedecer a la buena o a la mala.
Estos países “poderosos”, compran materia prima a precios irrisorios, contratan mano de obra barata y luego esa misma materia transformada, con valor agregado, es vendida a los países de origen, con utilidades obtenidas en base a una moderna esclavitud que escapa al discernimiento de la legalidad, para ellos es trabajo bien remunerado, para nosotros es explotación. Se establecen líneas comerciales llamadas “tratados de libre comercio”, cuando no son más que la canalización obligada de compra venta de ciertos productos, que deben ser vendidos y comprados porque así lo dispusieron ellos. Saben perfectamente lo que hacen, a donde dirigir sus esfuerzos de convencimiento y los pueblos vendidos por sus líderes no hacen sino facilitar la entrega de riquezas agrícolas, mineras, marinas, a precios irrisorios. Libre comercio es como su nombre lo dice, el ejercicio de compra y venta de bienes e insumos a precios internacionales y los impuestos sean regulados por cada país, conforme sus necesidades de hacerlo, no es correcto imponer un ad valorem altísimo a productos necesarios para la región, ni mucho menos liberar de esos pagos a quienes hacen daño a la industria nacional, sin embargo sucede.
No es lógico dejar ingresar máquinas y vehículos que van a causar daño a la ecología y que podrían ocasionar accidentes por lo vulnerable de sus estructuras, sin embargo se hace y muchas cosas ilógicas que no deberían suceder ni hacerse se permiten ¿para beneficio de quién o quiénes?, pues de muchos funcionarios y políticos, que están incursos en las rutas de permisividad, vía dispositivos legales o autoridades y funcionarios que otorgan la autorización pertinente, a espaldas de la ley, creando condiciones legislativas o distorsionando el principio establecido.
Estos políticos, permiten instalación de empresas de servicios, que lejos de ser tales se transforman en contratos leoninos perjudiciales para los usuarios, con tecnología que ha sido declarada obsoleta en sus países de origen, pero en América son aceptados; lo mismo sucede con los vehículos siniestrados de Asia, que son traídos y desembarcados en puertos del Pacífico, donde mediante los CETICOS son transformados y vendidos, puestos en circulación en ciudades donde el parque automotor está que revienta y contamina de manera alarmante. Lo que debería concretarse es el transporte masivo, trenes, metro, solo buses de gran capacidad y desaparecer los microbuses, combis y moto taxis o reducirles el ámbito de cobertura.
Todo esto transforma a ciertos países americanos en basureros del resto del mundo, aquí llegan maquinarias, vehículos, barcos, aviones usados, como si fueran de última generación, todo avalado por políticos y empresarios que se unen o asocian con estos personajes siniestros del resto del mundo, para seguir entregando el país en manos extranjeras. Para hacer todas estas transacciones y acuerdos buscan la preferencia electoral y obtienen votos conquistados con fuertes sumas de dinero invertidas en publicidad, dineros provenientes muchas veces del narcotráfico y los negocios turbios, con esos dineros se levantan escenarios y compran disfraces para presentar a los pueblos a “seudo líderes” que se enmascaran como demócratas y en nombre de ello proclaman a los cuatro vientos que son nacidos para salvar el país, que erradicarán la pobreza y que solucionarán todos los problemas habidos y por haber, que todos tendrán casa, trabajo, salud, que las escuelas serán verdaderos crisoles, que habrá trabajo para todos, sueldos dignos, es decir pintan cuadros realmente prometedores, son expertos en la palabra, los demagogos de siempre, que una vez terminadas las campañas electorales callan y se ponen al servicio del ganador, por eso a los “perdedores” no es raro verlos ocupando cargos o dando discursos de “apoyo” al gobierno de turno, porque solo así accederán a las migajas de aquello que persiguieron obtener pero que les fue denegado. “Dios los cría, ellos se juntan”.
La desesperanza de la gente mayor es más notoria y es resultado de ver durante muchos años promesas incumplidas, son los jóvenes los que creen por ahora, pero a la larga se transformarán en los incrédulos obligados que al final votarán por quien haga mejor uso del verbo “chamullero”, o utilicen otros métodos de convencimiento que rayan con el morbo. Y es que en ese tipo de guerras todo vale, ya vimos hace años a una Ciciolina que ganó en Italia y a otra Susy que en Perú se puso un 13 en el derriere, hasta hay quienes prometen lo indecible, siempre morbo, con tal de ganar las elecciones.l
¿Qué es lo que motiva estas conductas? ¿Qué empujan a ciertos personajes a la mitomanía y a otros a la cándida y reiterativa credulidad? ¿Qué motiva a que madres se agrupen en obras sociales como “vasos de leche”, “comedores populares” para apoyar a quienes consideran “mesías políticos” del siglo XXI? ¿Qué impulsa a los maestros a ser irresponsables, a los policías a delinquir, a los jueces a prevaricar y congresistas a mentir, a gobernantes a usurpar el poder y hacer mal uso de ello? ¿Qué remite la moral a los más bajos escalones y permite aflorar múltiples vicios y delitos, en las agendas de quienes son los llamados a cautelar los bienes de una nación?
Debe haber una explicación para esta degradación en aumento, que se ha venido apreciando durante los últimos sesenta años, no queremos decir con esto que antes no hubo corruptela y delincuencia de “cuello blanco”, pero la medida comparativa nos da una enorme diferencia, lo que debió remitirse ha sido aumentado, lo que supuestamente debió menguar, gracias a la tarea de educadores, legisladores y juristas ha ido en un crecimiento monstruoso, que rebasa ya la línea de la tolerancia y enerva aún a quienes son conscientes de la maldad. He conversado con delincuentes y gente que ha transgredido la ley y aún ellos se asustan de lo que ven en las altas esferas y en círculos donde antes la ética y la moral eran su característica, hoy es difícil confiar en alguien, ya resulta casi imposible encontrar una persona digna de crédito y confiabilidad.
Pareciera que la desvergüenza y la frialdad se hayan enseñoreado de mucha gente y resultan lejanos aquellos tiempos de paradigmas, hoy la manera fácil de conseguir bienes es la primera idea que cruza por la mente de nuestros niños, el facilismo y las “malas artes”, todo porque quienes fueron llamados a ser modelos se transformaron en los primeros ejecutores de maldad.
Un Alcalde da consejos contra la ley, creyendo así favorecer a una amiga de infancia; un abogado recurre al falso testimonio pagado con monedas calientes con tal de ganar un litigio; un empresario burlado recurre a un sicario para saldar cuentas con un antiguo amigo que le dejó en ridículo, el narcotraficante de gran vuelo elimina a quienes pueden comprometerlo, como si fuera un simple contrato de alquiler, ni se le arruga la nariz…
¿Entonces de qué futuro estamos hablando para nuestros hijos? ¿Por qué mentimos a los niños diciéndoles que son el futuro de nuestro país? ¿Por qué no les decimos la verdad y los preparamos mejor para un mundo de sobrevivencia de tipo selva, porque eso es lo que veremos en nuestra ancianidad, ver a los jóvenes dirimir diferencias de la forma más primitiva y a la vez sofisticada. Hoy asistimos a hermanos que se matan, una madre que mata a sus recién nacidos o hijas que apuñalan a sus padres. Mientras ello sucede seguimos como espectadores, del abandono del deber de parte de los organismos llamados a velar por la sociedad, la policía se cuida a si misma o estando de servicio cometen secuestros o robos; somos testigos de la compra y venta de sentencias a favor del que tiene poder económico; que se atiende en los hospitales de la seguridad social a quienes son parientes de colegas en el servicio, pero se abandona a quien no tiene padrino; sabemos de niños y madres que mueren por haber sido atendidos fuera de tiempo por un sistema de salud indolente e irresponsable, aun con la intervención de un congresista, pero lamentablemente era demasiado tarde. Somos testigos de ello, nosotros intervinimos con la ayuda de un congresista, pero ya era tarde, porque el Sistema no lo hizo en su momento ni tuvo la forma de hacerlo, porque gasta en lo superfluo o en banalidades y se desatienden las necesidades primarias.
Mientras escribimos estas líneas hay gente que está muriendo de hambre, que no tiene trabajo, no obstante que estudió una carrera, de personas que faltos de atención médica y medicinas están agonizando, solo por no tener la suerte de ser atendido con humanismo y sentido social; incluso hay quien pide el derecho a la eutanasia, lo vimos en la televisión, porque no tiene esperanzas de una mejor atención de un sistema de salud quebrado y colapsado. Conozco el destino de quienes bordeamos la tercera edad, porque no tenemos previsión social ni sanitaria. Estamos en un país con mucha gente enferma, sin educación, trabajo ni vivienda decorosa, con gente aun honrada, que tiene que recurrir al invento o al cachuelo para vivir, pero hay también gente sin principios ni valores, que escapa ya al control del sistema, que mata por un pasaje de autobús o simplemente porque se encuentra en un estado de angustia tal, que pierde la noción de la vida y el respeto por ella.
Tenemos que hacer algo para superar este estado calamitoso, debemos llamar a la puerta de la conciencia de ésta gente que tiene cargos, responsabilidades y dinero, para que revierta esta situación, en ellos está parte de la responsabilidad, no toda, pero si ellos dan el primer paso con toda seguridad que muchos se unirán y empezarán a trabajar por un mundo mejor, con esperanzas y entonces arrancaremos niños, mujeres, madres, jóvenes de la muerte, del delito y la desazón.
Presionemos a los medios de comunicación para que dejen de torpedear nuestros hogares con noveluchas, series “choliwudenses”, programas cómicos ridículos, con travestis y personas que viven del escándalo, da pena ver a jóvenes que estudiaron arte, hacer papeles ridículos en la televisión, ese tipo de conductas son percibidas por nuestros niños como prototipos, basta ya de enviarnos basura vía la pantalla chica y diarios de contenido sensacionalista, que con la única finalidad de vender, elaboran primeras planas de tono rojo y noticias morbosas. Pero veamos también aquellas películas, algunas de ellas premiadas con rimbombantes Oscar, en donde se proclama a los cuatro vientos que la solución de los problemas es la violencia descarnada, las carnicerías a cargo de rambos, vengadores o supermanes de pacotilla. Llenar las cabecitas de nuestros niños con héroes y hazañas ilusorias, que les hace soñar fantasías, quimeras y aventuras interestelares, es hacerles daño, poner en sus manos juegos destructivos, en donde solo aprenden que el hacer uso de la violencia y las armas es la única forma de vencer.
¿Hasta dónde existe libertad para destruir? ¿Acaso esas personas no tienen hijos que aprehendan estos conceptos y pueden volverlos contra ellos mismos o sus propios padres? ¿No vemos en las noticias y de manera reiterativa, jóvenes que arma en mano disparan contra sus compañeros de estudios en las universidades norteamericanas? ¿No es suficiente eso para frenar la escalada de violencia informática que se ha desencadenado? ¿Y qué de los alimentos transgénicos que ahora pululan por todo el orbe, no será eso lo que está causando degeneración genética en nuestra especie? ¿La maquiavélica cultura de nuestro siglo se está adueñando de la humanidad?
El rol de la prensa, televisión, cine, Internet y revistas, debe ser formadora, informadora y educadora no todo lo contrario. El papel de la televisión debe ser enriquecedora de la cultura, con la fuerza de la imagen revelar contenidos de nivel y no optar por la chabacanería y ridiculez, mucho de la que sucede en el país es culpa de estos "medios de comunicación", que deberían convertirse en formadores de opinión y no en deformantes de la misma. ¡Es una pena! ¡Y dónde están las autoridades?
Esperamos que retorne la esperanza a nuestro país, a nuestras familias a nuestros jóvenes, que tienen mucho que decir al respecto y quienes nos convertimos en oidores de su protesta somos los que escribimos como portavoces de lo que ellos gritan, pero no son escuchados, porque el ruido estridente de la inmoralidad y la injusticia es más fuerte y más rentable.
Jorge Paredes Romero.